Obesidad, COVID-19 y deficiencia de vitamina D

Obesidad, COVID-19 y deficiencia de vitamina D
Obesidad, COVID-19 y deficiencia de vitamina D

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018-19, la prevalencia nacional combinada de sobrepeso y obesidad en México fue 74.8%.  Particularmente, la acumulación de grasa en el abdomen (obesidad abdominal) fue de 88.4% en las mujeres, la cual fue 15.7 puntos porcentuales mayor que en hombres (72.7%).1

Desde hace varias décadas se ha reconocido a la obesidad como enfermedad y factor de riesgo de otros padecimientos crónicos, como diabetes, hipertensión arterial, alteración en las grasas en la sangre (dislipidemia), cáncer, enfermedad hepática grasa no alcohólica entre otros. En la actualidad, diversas investigaciones clínicas de los diferentes países afectados por la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) sugieren una fuerte relación entre obesidad y el aumento en el riesgo de positividad para el virus causante de la COVID-19, así como del riesgo de un desenlace negativo de la infección.2

¿Cómo impacta la obesidad en la severidad de la COVID-19?

La obesidad ocasiona una alteración en la respuesta del sistema inmunológico a las infecciones respiratorias, además de que impacta en la función pulmonar normal. La grasa en el tronco y abdomen altera los mecanismos de los pulmones y de la pared torácica por lo que reduce la distensión pulmonar y triplica las demandas de oxígeno.3

Por otra parte, el exceso de grasa corporal se acompaña de cambios en el numero total de células de la defensa: reducción de la población de células productoras de anticuerpos (células B). Otras investigaciones han señalado que la producción de anticuerpos después de la vacunación se reduce en pacientes con obesidad.4

De manera reciente, Denova y cols. encontraron que la probabilidad de presentar un cuadro severo de la COVID-19 al momento de la admisión hospitalaria en México fue 43% más alta en los pacientes con obesidad comparado con las personas son peso normal o sobrepeso.5 En otra investigación se documentó que la obesidad aumentaba en 81% el riesgo de un mal resultado por COVID-19 (muerte, ventilación mecánica y admisión hospitalaria).3

¿Cuál es la relación entre vitamina D y obesidad?

La vitamina D o colecalciferol tiene afinidad por la grasa (liposoluble) por lo que el exceso de grasa corporal que caracteriza a las personas con obesidad secuestra a la vitamina D de la sangre y esta es una de las razones que explican la mayor prevalencia de hipovitaminosis D en pacientes con obesidad comparado con sujetos de peso normal. Otro factor que se debe considerar consiste en las diferencias en el estilo de vida entre las personas con obesidad y los individuos delgados: los primeros son más sensibles en exponer su silueta, participan en menor grado en actividades al aire libre y visen con más ropa para ocultar la silueta, lo que minimiza la exposición solar y por consiguiente la formación de VD en la piel.6

¿Cuál es la relación entre vitamina D y COVID-19?

La concentración insuficiente de VD también se ha reportado hasta en 82% de los pacientes hospitalizados por COVID-19.7 Este pobre nivel de VD podría incrementar en 59% la severidad de la infección por COVID-19(8) ya que la forma activa de la VD aumenta la función de barrera de los epitelios, estimula la síntesis de compuestos que inactivan virus y bacterias, aumenta la expresión de enzimas antioxidantes y reduce la producción de compuestos que favorecen el estado hiperinflamatorio que característico de la COVID-19.9,10

Por estas acciones, estaría justificada la suplementación adecuada de VD para la prevención de la COVID-19, así como para reducir el riesgo de la severidad de esta infección. Cabe resaltar que para obtener estos beneficios se debe alcanzar y mantener una concentración de 25-hidroxivitamina D en la sangre entre 40-60 ng/mL.9 Estas cifras se podrían alcanzar con la suplementación diaria de 4 000 UI/d y en las personas que padezcan obesidad la cantidad de 8 000 UI/d sería una dosis más adecuada.11

Referencias

  1. Shamah-Levy T, Vielma-Orozco E, Heredia-Hernandez O, Romero-Martinez M, Mojica-Cuevas J, Cuevas-Nasu L, Santaella-Castell JA, Rivera-Dommarco J. Encuesta Nacional de Salud y Nutricion 2018-19: Resultados Nacionales. Cuernavaca, México: Instituto Nacional de Salud Pública, 2020.
  2. Huang Y, Lu Y, Yan-Mei H, et al. Obesity in patients with COVID-19: a systematic review and meta-analysis. Metabolism. 2020;113:154378.
  3. Soeroto AY, Nanny NS, Purwiga A, et al. Effect of increased BMI and obesity on the outcome of COVID-19 adult patients: A systematic review and meta-analysis. Diabetes Metab Syndr. 2020;14(6):1897-1904.
  4. Pérez HF, Gómez-Martínez S, Marcos A. Chronic and degenerative diseases. Obesity, inflammation and the immune system. Proceedings of the Nutrition Society. 2012;71:332-338.
  5. Denova-Gutiérrez E, López-Gatell H, Alomía-Zegarra JL, y cols. The association between obesity, type 2 diabetes, and hypertension with severe COVID-19 on admission among Mexicans. Obesity. 2020:1-7.
  6. Wamberg L, Christiansen T, Paulsen SK, y cols. Ex­pression of vitamin D-metabolizing enzymes in hu­man adipose tissue-the effect of obesity and diet-in­duced weight loss. Int J Obes. 2013;37:651–657.
  7. Hernández JL, Nan D, Fernández-Ayala M, y cols. Vitamin D status in hospitalized patients with SARS-CoV-2 infection. J Clin Endocrinol Metab. 2020.
  8. Maghbooli Z, Sahraian MA, Ebrahimi M, et al. Vitamin D sufficiency, a serum 25-hydroxyvitamin D at least 30 ng/mL reduced risk for adverse clinical outcomes in patients with COVID-19 infection. PLoS ONE. 2020;15(9):e0239799.
  9. Grant WB, Lahore H, McDonnell SL, y cols. Evidence that vitamin D supplementation could reduce risk of influenza and COVID-19 infections and deaths. Nutrients. 2020;12:988.
  10.  Razdan K, Singh K, Singh D. Vitamin D levels and COVID-19 susceptibility: is there any correlation? Med Drug Discovery. 2020;7:100051.
  11. Benskin LL. A basic review of the preliminary evidence that COVID-19 risk and severity is increased in vitamin D deficiency. Front Public Health. 2020;8:513.