En confianza, hablemos de la vitamina D

¡Ah, las vitaminas! Si nos hablan de vitaminas inmediatamente pensamos en esas pastillas de olor penetrante y que, además se queda impregnado en uno todo le día. O pensamos en esas dolorosas inyecciones que a veces hemos tenido que sufrir. Pero nadie, o casi nadie nos había hablado de la vitamina D. Tal vez las mujeres maduras sepan un poquito de esto, es lo que les recetan junto con el calcio para sus huesos. Y si nos hablan de la vitamina del sol, pues menos nos suena.

Es precisamente a la vitamina D a la que podemos llamar “la vitamina del sol”. Sin embargo, esta vitamina no es, en realidad, una vitamina. Las vitaminas son compuestos orgánicos que necesitamos ingerir porque nuestro cuerpo no las produce. Los organismos vivos somos capaces de producir vitamina D gracias a los rayos del sol y, por lo tanto, la vitamina D no es una vitamina, es una hormona.

Desgraciadamente, y sí, en pleno siglo XXI, la deficiencia de vitamina D está alcanzando proporciones epidémicas a pesar de que la mayor parte de la vitamina D en nuestro organismo está producido por la radiación solar. La mayoría de los pocos alimentos que contienen vitamina D no son parte de nuestra dieta habitual y, con el poco sol que tomamos y la poca vitamina D que ingerimos, nos hemos metido en reales problemas de salud.

En esta época de la civilización moderna, la exposición al sol se ha tornado poco saludable, intensa pero esporádica. El flujo migratorio en todo el mundo ha hecho también que personas de piel más oscura vivan en zonas más alejadas del ecuador y con esto más alejadas de la exposición al sol y, por otro lado, la gente de piel clara va a habitar latitudes más bajas favoreciendo que se presenten más casos de cáncer de piel.

Ya está demostrado por medio de diferentes tipos de estudios, que la vitamina D influye definitivamente en la presentación de muchas enfermedades y puede afectar su pronóstico. Como ejemplo, mencionaremos algunos tipos de cáncer, la enfermedad inflamatoria intestinal, la esclerosis múltiple, la artritis reumatoide, la diabetes tipo 1 y, de manera automática, la osteopenia, osteoporosis y fracturas ya que la vitamina D tiene que ver con la captación del calcio en nuestros huesos.

Es conveniente entonces, saber cuál es el estatus de esta importante sustancia en nuestro cuerpo. Debemos comprobar periódicamente que los niveles de vitamina D que circulan en nuestro organismo sean realmente los idóneos. ¿De qué manera podemos determinar si nos falta vitamina D y cuánta? Tenemos que hacerlo, nuestra salud y una buena calidad de vida nos lo exige.