Mi corazón te quiere, vitamina D

La vitamina D tiene dos funciones muy importantes en el organismo:

  • El equilibrio fisiológico del calcio y el fósforo
  • La regulación de la respuesta inmune

Con sólo esto estamos diciendo que la vitamina D interviene, como ya se ha mencionado, en la mayoría de las funciones de nuestro cuerpo, desde las más elementales hasta las más complicadas, como por ejemplo, el amor.

Si decimos que la vitamina D se encuentra implicada en el control de las funciones básicas del corazón pues, definitivamente, tendrá que ver con el amor y además interviene en el control de la presión arterial a través de un sistema hormonal que existe en nuestros riñones, aunque probablemente también están implicados otros factores como la prevención de enfermedades propias de nuestras hormonas o del mismo metabolismo del calcio.

Estas propuestas cuentan con el soporte de datos experimentales, que comprobaron cómo la administración de vitamina D en ratones knock out mejoraba la presión arterial. Asimismo, la hipertensión que generan de forma espontánea estos ratones puede ser revertida tanto con medicamentos para la presión alta como con la administración de vitamina D. Se comprobó igual un discreto descenso de presión arterial sistólica pero significativo en la diastólica en los grupos a los que se les suministró vitamina D.

Los adultos con deficiencia de vitamina D tienen un riesgo 50% mayor de desarrollar infarto del miocardio. Asi­mismo, los pacientes que tuvieron un infarto y presentaban deficiencia de vitamina D tuvieron mayor probabilidad de morir por un evento cardiovascular. En 1997 se demostró que vivir en más al norte incrementaba el riesgo de presión alta. La exposición de los pacien­tes a los rayos que estimulan la producción de VD en camas de bronceado tres veces a la semana por tres meses incrementa los niveles circulantes de vitamina D en 180% y reduce la presión arterial sistólica y diastólica, mientras que los pacientes con hiperten­sión expuestos a camas de bronceado que sólo emiten radiación ultravioleta A y que no experimentaron un au­mento de vitamina D, no mostraron cambios en la presión arterial alta.

En conclusión, se tiene la evidencia de que la deficiencia de vitamina D puede ser un factor de riesgo cardiovascular, es decir, nos puede romper el corazón lo mismo que lo puede hacer el amor.

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