Hasta hoy se siguen descubriendo propiedades de la vitamina D, la vitamina del sol. Ya se ha dicho que la función más conocida es en el metabolismo del calcio y el fósforo en los huesos
Con sólo tomar entre 10 y 15 minutos de sol, tres veces a la semana, se recargan los depósitos de vitamina D. Es necesario que el sol nos dé sobre la piel de la cara, los brazos, la espalda o las piernas, sin protector solar. Y para disminuir el riesgo de padecer cáncer de piel por la exposición solar es importante usar protector solar después de unos cuantos minutos de haber tomado el sol.
La vitamina D es una vitamina liposoluble, lo que quiere decir que se almacena en el tejido graso del cuerpo. No es una vitamina normal, pues en realidad es una hormona esteroide. Y aunque la mayoría de las vitaminas y los minerales los tomamos con los alimentos, en el caso de la vitamina D el metabolismo es capaz de fabricarla en la piel cuando nos exponemos al sol y disponemos de un precursor conocido como 7-dihidrocolesterol (que proviene del colesterol).
Para saber si los niveles de vitamina D son adecuados es necesario realizar una prueba de sangre conocida como 25-hidroxivitamina D
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- Niveles bajos: < 30 nmol
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- Niveles altos: > 125 nmol
- Niveles normales: alrededor de 50 y 70 nmol
La evidencia científica sobre la VD durante más de un siglo indica que en el organismo influye más allá del calcio y el fósforo e incluye aspectos metabólicos e inmunitarios, entre otros, implicados en patologías como osteoporosis y cáncer. Las variaciones estacionales de los rayos solares UV condicionan ese estatus, lo que torna imprescindible la suplementación para compensar la hipovitaminosis D. Junto con factores individuales como la edad y el nivel de exposición solar personal, deben tenerse en cuenta factores geográficos como la latitud y la altitud en la generación de parámetros de referencia regional para la VD. Esto permitirá brindar lineamientos adecuados de prescripción de la vitamina, tanto con criterio preventivo como terapéutico.