El verano ya está a la vuelta de la esquina
Con las cosas sorprendentes que pasan dentro y en la superficie de nuestro organismo, no dejo de maravillarme con esa relación entre la naturaleza, el cosmos, con nuestro interior y …
Con las cosas sorprendentes que pasan dentro y en la superficie de nuestro organismo, no dejo de maravillarme con esa relación entre la naturaleza, el cosmos, con nuestro interior y …
Como ya se ha visto, la vitamina D se encuentra incluida en el metabolismo de todo nuestro organismo, por lo tanto, no es de extrañarse que también tenga que ver con la salud del corazón y de las arterias y que, por este motivo, tenga implicaciones en el control de la presión arterial. Esto se logra a través de la inhibición de un sistema ubicado en el riñón y que es responsable parcialmente de este control, aunque también están implicados otros factores como la prevención del hiperparatiroidismo primario o el control sobre el metabolismo del calcio.
En la actualidad, no ha quedado ninguna especialidad médica en la que no participe la vitamina D: el cáncer, el síndrome metabólico, las infecciones, diversos procesos autoinmunes, metabólicos o neurológicos e incluso el dolor. Cuando los niveles en sangre de vitamina D son bajos puede hablarse de una insuficiencia de vitamina D que se asocia a diversas enfermedades. En un estudio clínico, se demostró que el riesgo de padecer infecciones graves disminuyó con la administración de vitamina D.
Desde hace 500 millones de años, el fitoplancton y el zooplancton de los océanos producen vitamina D cuando se exponen al sol. Nada nuevo, ¿cierto? Y tampoco son nuevas las evidencias de la importancia de la luz solar para la salud humana ya que se tuvieron desde la revolución industrial en Europa. La gente se congregó hacinada en las ciudades, con escasez de alimentos y polución. Ahí se observó que los niños mostraban un retraso en el crecimiento y desarrollaban deformidades esqueléticas, a lo que se denominó raquitismo. En 1822, se atribuyó el desarrollo de esta enfermedad a la falta de una adecuada exposición solar.
Como ya se ha visto, la vitamina D se encuentra incluida en el metabolismo de todo nuestro organismo, por lo tanto, no es de extrañarse que también tenga que ver con la salud del corazón y de las arterias y que, por este motivo, tenga implicaciones en el control de la presión arterial. Esto se logra a través de la inhibición de un sistema ubicado en el riñón y que es responsable parcialmente de este control, aunque también están implicados otros factores como la prevención del hiperparatiroidismo primario o el control sobre el metabolismo del calcio.