¿El mejor regalo? Un frasco de vitamina D

La vitamina D está en nuestro mundo desde hace más de 750 millones de años en el fitoplancton y el zooplancton y ha sido de vital importancia en la evolución y supervivencia de muchas formas de vida. En la época de la revolución industrial en Europa, la exposición al sol se redujo en las ciudades por la contaminación de las fábricas, el trabajo en lugares cerrados y el hacinamiento. Como consecuencia, se detectó retraso en el crecimiento y deformidad en el sistema óseo de los niños, condición que fue bautizada como raquitismo. Posteriormente, se concluyó que la exposición solar es un factor de protección contra algunas enfermedades. Pero fue hasta 1890 que se reconoció la importancia del sol en la prevención y cura del raquitismo. Neils Ryberg Finsen recibió el Premio Nobel por el trabajo que demostró que la exposición al sol es un tratamiento para varias enfermedades. En 1918 se descubre un nutriente en el aceite de hígado de bacalao que corregía el raquitismo, después se llamó “vitamina D”. Los investigadores concluyeron que la exposición solar y la ingestión de vitamina D son esenciales para el tratamiento del raquitismo. Adolf Otto Reinhold Windaus ganó el premio Nobel de química en 1938 por identificar y sintetizar la vitamina D.

La exposición adecuada en tiempo y forma a la luz del sol es el método más efectivo y gratuito para restablecer el estado de la vitamina D. Pero debido a las campañas que recomiendan evitar la exposición al sol por el peligro del cáncer de piel, ya no es una buena recomendación. Lo que debe sugerirse es que se exponga nuestra piel a 15 minutos al día bajo los rayos del sol. Sin embargo, hay otros factores como la pigmentación de la piel, la esta­ción del año, la zona del mundo, la hora del día y la cantidad de piel expuesta, que hacen que esta idea no asegure el estado ideal de vitamina D en todas las personas.

Por otro lado, la vitamina D está en muy pocos alimentos y, además, en pequeña cantidad, por eso, los consejos nutricionales no son suficientes para alcanzar un adecuado nivel de esta vitamina.

En un estudio clínico, se comparó el efecto de la suplementación con dos do­sis de vitamina D, sobre la respuesta bioquímica y la sensación de bienestar en pacientes adultos. Unos participantes tomaron 600 unidades internacionales (UI) al día y otro grupo tomó 4,000 UI al día. A los seis meses de haber iniciado, los pacientes con dosis de 4,000 UI ob­tuvieron mejores calificaciones en la sensación de bienestar contra los que recibieron 600 UI. Estos resultados re­fuerzan la eficacia y seguridad de la suplementación con 4,000 UI al día.

Debemos voltear entonces a las presentaciones far­macéuticas con vitamina D que se ofrecen en el mercado y mirarlas como la fuente más importante de este nutriente. Hay que recordar que las necesidades diarias de vitamina D, según el Instituto de Medicina y las Guías Prácticas de Endocrinología es, en adolescentes y adultos de entre 4,000 y 10,000 UI y, en este sentido, además de consultarlo con nuestro médico, hay que buscar las presentaciones y marcas que llenen este requisito.